Él te dará lo que pides en oración.
Canción del día: https://youtu.be/D7b9eYKOyL8?si=MKI57Y_zGukyvXdR
Mateo 7:7
"Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá."
La promesa de Mateo 7:7, nos invita a reflexionar profundamente sobre nuestra relación con la oración. Esta invitación no solo nos muestra la promesa de que Dios está dispuesto a responder nuestras peticiones, sino también nos desafía a examinar cómo nos acercamos a Él en la práctica de la oración.
1. La oración como un acto de confianza
La primera reflexión que surge es la confianza que debemos tener al acercarnos a Dios. "Pedid, y se os dará" implica que no solo debemos pedir, sino hacerlo con la certeza de que Dios escuchará nuestra voz. La oración no es simplemente una lista de peticiones, sino una conversación con un ser amoroso que nos conoce profundamente. Al orar, necesitamos hacerlo con fe, sabiendo que Él sabe lo que necesitamos antes de pedirlo (Mateo 6:8).
Mejorar nuestra oración: En lugar de orar solo cuando estamos en necesidad, podemos cultivarla como una práctica constante de confianza, agradecimiento y relación. No se trata solo de pedir algo para uno mismo, sino también de buscar la voluntad de Dios y de tener un corazón dispuesto a recibir lo que Él nos ofrece, incluso si no siempre es lo que esperamos.
2. Buscar y hallar
"Buscad, y hallaréis" es una invitación a no quedarnos en la superficie. La oración no se trata solo de pedir, sino también de buscar la voluntad de Dios, conocerlo más profundamente, y entender mejor su plan para nosotros. En nuestras oraciones, a menudo nos centramos en lo que queremos, pero el llamado aquí es a un nivel más profundo de búsqueda. Buscar a Dios implica también abrir nuestros corazones a su guía y disposición para actuar en nuestras vidas.
Mejorar nuestra oración: Al orar, podemos reflexionar más allá de lo que pedimos, preguntándonos si estamos dispuestos a recibir lo que Dios nos ofrece. Buscar es también abrir nuestro corazón a la dirección de Dios, estar atentos a su respuesta, ya sea clara o en formas más sutiles.
3. Llamar y se abrirá
La frase "llamad, y se os abrirá" implica que hay una puerta, pero debemos tener la disposición de llamarla. A veces, no oramos con la persistencia necesaria. Orar es también un acto de paciencia, perseverancia y de no rendirse cuando las respuestas no llegan inmediatamente. La idea de llamar significa un acto intencional y constante de aproximarnos a Dios.
Mejorar nuestra oración: Reflexionemos sobre nuestra perseverancia en la oración. No se trata de orar una vez y esperar que todo se resuelva, sino de mantenernos en comunión constante, aún cuando las respuestas no sean inmediatas. La oración constante nos permite estar más cerca de Dios y alinearnos con su voluntad.
4. La oración en comunidad
Aunque Mateo 7:7 se enfoca en la relación personal con Dios, también podemos pensar en la oración como un acto colectivo. A veces, oramos de manera aislada, pero Jesús también enseñó que donde dos o tres se reúnen en su nombre, Él está en medio de ellos (Mateo 18:20). La oración en comunidad es una forma poderosa de crecer en fe, escuchar a otros y ser fortalecidos en la esperanza.
Mejorar nuestra oración: No olvidemos la importancia de orar con otros. En comunidad, nuestras oraciones se enriquecen y nuestras peticiones se multiplican. Orar juntos nos ayuda a sostenernos mutuamente y a experimentar el poder de la oración colectiva.
Conclusión
La invitación de hoy nos llama a reflexionar sobre la calidad de nuestras oraciones. Orar no solo consiste en pedir, sino también en buscar y llamar con un corazón abierto. Al hacerlo, podemos mejorar nuestra vida de oración si buscamos a Dios con fe, persistencia, y apertura a su voluntad. Orar no es solo una acción, sino una actitud constante de confianza en que Dios está cerca, dispuesto a darnos lo que necesitamos, incluso si es diferente a lo que esperábamos.
Me alegra acompañarte a esta hora, te envío un gran abrazo, disfruta de nuestro recomendado musical, se despide su amiga Liza Tamayo de Cinco19, hasta pronto!